Amigo de pecadores
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Debemos reconocer y la Biblia afirma que hemos sido pecadores que no fuimos dejados a la deriva, abandonados y confinados a la ruina de nuestras almas y nuestras vidas. Jesús se interesó en nosotros, sin embargo, cuando hemos olvidado la gracia y la misericordia del Señor nos cegamos ante la necesidad que tiene nuestro prójimo de recibir nuestra misericordia. Cuando olvidamos la misericordia hacia otros, entonces despreciamos y hacemos de menos a los perdidos, aquellos que están sumergidos en el lodo del pecado, por que son unos viles pecadores que no son como nosotros ni están a nuestra altura.
Mateo 9:9–13, BTX
“9Pasando de allí, Jesús vio a un hombre sentado en el lugar de los tributos, llamado Mateo, y le dice: Sígueme. Y levantándose, lo siguió.10Y aconteció que estando Él reclinado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores llegaron y se reclinaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.11Y viendo esto, los fariseos decían a sus discípulos: ¿Por qué vuestro maestro come con los publicanos y pecadores?12Pero cuando Él lo oyó, dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.13¡Id y aprended qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio!, porque no vine a llamar a justos sino a pecadores.”