Celebrando la bondad de Dios
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Los creyentes tienen muchas cosas que celebrar por la bondad que han recibido del Señor, pero hay una celebración, la más importante: celebrar la salvación de la esclavitud del pecado y la muerte eterna por medio del sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario.
Esdras 5.1-6.22
“1Entonces los profetas Hageo y Zacarías bar Iddo profetizaron a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalem en nombre del Dios de Israel, quien estaba con ellos. 2En ese tiempo se levantaron Zorobabel bar Salatiel y Jesúa bar Josadac y comenzaron a reedificar la Casa de Dios que estaba en Jerusalem, y con ellos, los profetas de Dios que los apoyaban.3Pero al mismo tiempo se presentaron ante ellos Tatnai, gobernador de Más Allá del Río, y Setar-boznai y sus compañeros, para decirles: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta Casa, y terminar estos muros? 4También les preguntaron así: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que reedifican este edificio? 5Pero la mirada de Dios estaba sobre los ancianos judíos, y no los obligaron a interrumpir el trabajo hasta que el asunto fuera a Darío y éste diera instrucciones por carta. 6Entonces Tatnai, gobernador de Más Allá del Río, y Setar-boznai, y sus compañeros, los afarsaquitas de Más Allá del Río, enviaron al rey Darío 7una carta donde fue escrito esto: A Darío el rey sea toda paz. 8Sea notorio al rey que fuimos a la provincia de Judea, a la Casa del gran Dios, que es construida con grandes piedras y madera en las paredes. Esta obra se ejecuta diligentemente y prospera en las manos de ellos. 9Y preguntamos a aquellos ancianos: ¿Quién os dio orden de edificar esta Casa y terminar este muro? 10Les preguntamos también sus nombres para hacértelo saber, para informarte los nombres de los que están a la cabeza de ellos. 11Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios de los cielos y de la tierra, y reedificamos la Casa que fue construida hace muchos años, la cual edificó y terminó un gran rey de Israel. 12Pero por cuanto nuestros antepasados provocaron al Dios de los cielos, Él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, el caldeo, quien destruyó esta Casa, e hizo deportar al pueblo a Babilonia. 13Pero en el primer año de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta Casa de Dios fuera reconstruida. 14Y los utensilios de oro y de plata de la Casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del Santuario de Jerusalem y puesto en el templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia y fueron entregados a uno llamado Sesbasar, a quien había nombrado gobernador. 15Y le dijo: Toma estos utensilios, anda y ponlos en el Santuario que está en Jerusalem, y que la Casa de Dios sea reconstruida en su lugar. 16Y el mismo Sesbasar vino y echó los fundamentos de la Casa de Dios que está en Jerusalem, y desde entonces hasta ahora se ha estado construyendo, aunque no está terminada. 17Y ahora, si parece bien al rey, que se indague en la tesorería real que está allí en Babilonia, para verificar si por el rey Ciro fue dada orden para reconstruir esta Casa de Dios en Jerusalem, y se nos diga la voluntad del rey sobre esto. 1Entonces el rey Darío dio orden, e indagaron en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. 2Y en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, fue hallado un rollo donde estaba escrito: Memoria: 3En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la Casa de Dios que esta en Jerusalem: Que la Casa sea reedificada en el lugar donde se ofrecen los holocaustos, y sus cimientos sean echados firmemente. Que su altura sea de sesenta codos y su anchura de sesenta codos, 4con tres hileras de piedra tallada, y una hilera de madera nueva, y sean los gastos sufragados por la casa real; 5y sean restituidos a la Casa de Dios los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor sacó del Santuario de Jerusalem y transportó a Babilonia; sean devueltos y llevados otra vez al Santuario de Jerusalem, a su lugar, y sean colocados en la Casa de Dios. 6Por lo tanto: Tatnai, gobernador de Más Allá del Río, Setar-boznai y sus compañeros, los afarsaquitas de Más Allá del Río, apartaos de allí, 7y dejad llevar a cabo la obra de esa Casa de Dios, y que el gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos reconstruyan esa Casa de Dios en su lugar. 8Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos judíos para la construcción de esa Casa de Dios: Que del erario del rey, aun de los tributos de Más Allá del Río, sean pagados puntualmente los gastos a esos hombres, para que no se detengan.9Y lo que sea necesario: tanto becerros como carneros y corderos para holocaustos al Dios de los cielos, como asimismo trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que digan los sacerdotes que están en Jerusalem, les sea dado cada día sin falta, 10para que puedan ofrecer sacrificios de olor agradable al Dios de los cielos, y oren por la vida del rey y la de sus hijos. 11Asimismo decreto que cualquiera que infrinja este edicto, se arranque un madero de su casa, y él sea clavado y empalado en él, y que, por ello, su casa sea convertida en estercolero. 12Y [el Dios], que hizo que su Nombre habite allí, destruya a todos los reyes y pueblos que alcen la mano para modificar o destruir esa Casa de Dios que está en Jerusalem. Yo, Darío, promulgo el edicto. Sea ejecutado con toda diligencia. 13EntoncesTatnai, gobernador de Más Allá del Río, Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado. 14Y los ancianos judíos construyeron y prosperaron, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías bar Iddo. Y terminaron la edificación conforme al mandato del Dios de Israel, y al edicto de Ciro, al de Darío, y al de Artajerjes rey de Persia. 15Y la Casa fue terminada al tercer día del mes de Adar, que era el año sexto del reinado del rey Darío. 16Y los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas, y el resto de los hijos del cautiverio, consagraron esa Casa de Dios con regocijo. 17Y en la dedicación de esta Casa de Dios, hicieron acercar cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos como víctimas expiatorias por todo Israel, según el número de las tribus de Israel. 18Y establecieron a los sacerdotes según sus clases y a los levitas según sus órdenes para el servicio de Dios en Jerusalem, conforme a lo escrito en el Rollo de Moisés. 19Y los hijos de la cautividad hicieron la Pascua el catorce del mes primero, 20pues los sacerdotes y los levitas se habían purificado como un solo hombre: todos ellos estaban puros; luego sacrificaron el cordero pascual por todos los hijos del cautiverio, y por sus hermanos los sacerdotes, y por ellos mismos. 21Y comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, y todos los que junto a ellos se habían apartado de las inmundicias paganas de la tierra, para buscar [al Señor], el Dios de Israel; 22e hicieron la solemnidad de los Ázimos durante siete días con regocijo, por cuanto [el Señor] los había alegrado y había dispuesto en su favor el corazón del rey de Asiria para fortalecer sus manos en la obra de la Casa de Dios, el Dios de Israel.” —Esdras 5.1–6.22, BTX