Mana - El destino y la esperanza de vivos y muertos
DESCARGAR PDF 0.00 KB 111 descargas“16Cuando apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que se hace sobre la tierra (porque hay quienes que ni de día ni de noche ven el sueño con sus ojos), 17consideré toda la obra de Dios, la cual no puede ser descifrada por el hombre debajo del sol, pues por más que se afane en ello, el hombre no lo averiguará, y aunque algún sabio pretenda saberlo, no por eso lo descubrirá. 1Por todo ello dediqué mi corazón para declarar que los justos y los sabios y sus obras, todas estas cosas, están en la mano de Dios, aun el amor y el odio, pero el hombre no lo sabe, aunque todo está delante de ellos. 2Todo acontece a todos de una misma forma. Lo mismo le ocurre al justo que al impío, al bueno, al puro y al impuro, al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece; tanto al recto como al pecador, al que jura en vano como al que respeta su juramento. 3Tal es el mal entre todo lo que ocurre debajo del sol, que haya una misma suerte para todos, y que el corazón de los hijos del hombre esté lleno de maldad, y que la locura anide en su corazón mientras viva, y después de esto… ¡a los muertos! 4Pero hay esperanza para todo el que está entre los vivos, pues mejor es perro vivo que león muerto. 5Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más recompensa, porque hasta su memoria es puesta en el olvido. 6Han perecido con su amor, con su odio y con su envidia, y nunca más tendrán parte alguna en todo lo que se hace debajo del sol.” —Eclesiastés 8.16–9.6, BTX