Reflejo de amor
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Servir y adorar al Señor es un llamado que incluye sacrificios de amor hechos para Él en correspondencia a su incomparable, ilimitado, indescriptible, inmedible e infinito amor demostrado y reflejado en el sacrificio de su más preciosa posesión: Su amado Hijo Jesucristo.
Leo sobre los judíos exiliados de Babilonia que regresaron a Jerusalén, y medito en el esfuerzo y el sacrificio que ellos hicieron por amor a Dios. Entonces soy confrontado y me pregunto: ¿Cuánto amor he reflejado por el Señor y por su obra en la tierra? ¿Qué tanto de mí he sacrificado en el altar del Señor? ¿Qué he ofrecido a los pies de la cruz de Cristo que no sean mis sobras? ¿Será que he ofrecido lo suficiente de mi vida, mi ser, mis posesiones, mis conocimientos, mis dones, mis talentos por amor a su Nombre y su Iglesia? ¿Qué tanto lo amo? ¿Cuánto lo adoro?
El Señor nos habla a todos hoy por su Palabra.
Esdras 2.1-3.13
“1Y estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, los deportados que Nabucodonosor rey de Babilonia había deportado a Babilonia, y que regresaron a Jerusalem y a Judá, cada uno a su ciudad. 2Los que volvieron con Zorobabel fueron: Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número de las personas del pueblo de Israel era: 3los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos; 4los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos; 5los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco; 6los hijos de Pajat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce; 7los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; 8los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco; 9los hijos de Zacai, setecientos sesenta; 10los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos; 11los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés; 12los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós; 13los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis; 14los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis; 15los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro; 16los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho; 17los hijos de Bezai, trescientos veintitrés; 18los hijos de Jora, ciento doce; 19los hijos de Hasum, doscientos veintitrés; 20los hijos de Gibar, noventa y cinco; 21los hijos de Bet-léhem, ciento veintitrés; 22los hombres de Netofa, cincuenta y seis; 23los hombres de Anatot, ciento veintiocho; 24los hijos de Azmavet, cuarenta y dos; 25los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres; 26los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno; 27los hombres de Micmas, ciento veintidós; 28los hombres de Bet-’El y Hai, doscientos veintitrés; 29los hijos de Nebo, cincuenta y dos; 30los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis; 31los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro; 32los hijos de Harim, trescientos veinte; 33los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco; 34los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco; 35los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta. 36Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres; 37los hijos de Imer, mil cincuenta y dos; 38los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete; 39los hijos de Harim, mil diecisiete. 40Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodovías, setenta y cuatro. 41Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; el total, ciento treinta y nueve. 43Los netineos: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 44los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón; 45los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub; 46los hijos de Hagab, los hijos de Samlai, los hijos de Hanán; 47los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía; 48los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam; 49los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai; 50los hijos de Asena, los hijos de los Meunim, los hijos de Nefusim; 51los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur; 52los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa; 53los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema; 54los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa. 55Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda; 56los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel; 57los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret de Hazebaim, los hijos de Ami. 58Todos los servidores de la Casa, y los hijos de los siervos de Salomón fueron trescientos noventa y dos. 59Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer (aunque ellos no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel): 60Los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 61Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, quien se había tomado mujer entre las hijas de Barzilai galaadita, con cuyo nombre fue llamado. 62Éstos buscaron su registro entre los empadronados, pero no pudieron ser hallados, por lo que fueron declarados inmundos y excluidos del sacerdocio. 63Y el gobernador les dijo que no debían comer de las cosas santas hasta que se levantara sacerdote para usar el Urim y Tumim. 64Toda la congregación en conjunto era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta; 65además de sus criados y criadas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y de ellos había doscientos cantores y cantoras. 66Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; 67sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. 68Y cuando llegaron a la Casa de yhvh, algunos de los cabezas de familia que estaban en Jerusalem, dieron ofrendas voluntarias para que reedificaran la Casa de Dios en sus propios cimientos. 69Según sus recursos, aportaron para la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil minas de plata, y cien túnicas sacerdotales. 70Y los sacerdotes, los levitas y parte del pueblo, y los cantores, los porteros, y los netineos, habitaron en sus ciudades, y todo Israel en sus ciudades respectivas. 1Cuando llegó el mes séptimo, y los hijos de Israel estaban en las ciudades, el pueblo se reunió como un solo hombre en Jerusalem. 2Entonces se levantó Jesúa ben Josadac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel ben Salatiel, con sus hermanos, y edificaron el Altar del Dios de Israel, para hacer subir sobre él holocaustos, como está escrito en la Ley de Moisés, varón de Dios. 3Así, aunque estaban con temor de las poblaciones del país, erigieron el Altar sobre su base e hicieron subir sobre él holocaustos a yhvh: holocaustos por la mañana y por la tarde. 4E hicieron la solemnidad de los Tabernáculos, como está escrito, y el holocausto de cada día por número, conforme a la ordenanza para cada día. 5Y después de esto, el holocausto continuo, las lunas nuevas, y de todos los tiempos señalados consagrados a yhvh, y cada uno presentaba una ofrenda voluntaria a yhvh. 6Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a hacer ascender holocaustos a yhvh, aunque el Santuario de yhvh no estaba aún cimentado. 7A los canteros y artesanos se les pagó en plata, y a los sidonios y tirios en alimentos, y bebidas, y aceite, para que trajeran troncos de cedros desde el Líbano por mar hasta Jope, conforme a la autorización de Ciro rey de Persia. 8Y en el año segundo de su llegada a la Casa de Dios en Jerusalem, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel ben Salatiel, y Jesúa ben Josadac, y el resto de sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían regresado de la cautividad a Jerusalem, y designaron a los levitas de veinte años arriba para dirigir las obras de la Casa de yhvh. 9Entonces Jesúa con sus hijos y hermanos, Cadmiel y sus hijos, los hijos de Judá y los hijos de Henadad con sus hijos y sus hermanos levitas, se presentaron unánimes para dirigir a los que trabajaban en la Casa de Dios. 10Cuando los constructores echaron los cimientos del Santuario de yhvh, se presentaron los sacerdotes y los levitas, hijos de Asaf, ataviados con sus vestiduras, con trompetas y címbalos para alabar a yhvh según la ordenanza de David rey de Israel. 11Y entonaron un cántico de alabanza y gratitud a yhvh: Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Entonces todo el pueblo gritó con gran alegría alabando a yhvh porque los cimientos de la Casa de yhvh habían sido echados. 12Pero muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de familias, aquellos ancianos que habían visto la Casa primera, viendo echar los cimientos de esta Casa ante sus ojos, lloraban en alta voz, en tanto que otros muchos daban gritos de júbilo, 13de modo que la gente no podía distinguir entre el clamor de los gritos de júbilo y el clamor del llanto del pueblo, porque el pueblo gritaba a voz en cuello, y el bullicio se oía desde lejos.” —Esdras 2.1–3.13, BTX