Un reflejo de su amor
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Uno de los principales problemas de las personas para practicar una generosidad genuina es el amor al dinero, que va acompañado por la avaricia, la codicia y la tacañería.
Y aunque hay personas que son generosas sin ser cristianas, Dios a través del evangelio no solo nos transforma para ser generosos, si no lo somos, sino que también nos ayuda a comprender a ser generosos, no como una obra para ganar su favor, sus bendiciones y su perdón, sino como un resultado de un corazón agradecido por una obra inmerecida que logró nuestra salvación y perdón a través de Jesús.
La iglesia hoy debe reflexionar acerca de esto, cada uno de ustedes debe examinar su corazón para determinar si está siendo generosos o no, para mejorar en este aspecto, o para empezar a ser generoso y reflejar de esa manera su amor por Dios y por los demás.
—1º Reyes 3:1–5, NBLA:
“33—“1Entonces Salomón se emparentó con Faraón, rey de Egipto, pues tomó por esposa a la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David mientras acababa de edificar su casa, la casa del SEÑOR y la muralla alrededor de Jerusalén. 2Solo que el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos días aún no se había edificado casa al nombre del SEÑOR. 3Salomón amaba al SEÑOR, andando en los estatutos de su padre David, aunque sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. 4El rey fue a Gabaón a sacrificar allí, porque ese era el lugar alto principal. Salomón ofreció mil holocaustos sobre ese altar. 5Y en Gabaón el SEÑOR se apareció a Salomón de noche en sueños, y Dios le dijo: «Pide lo que quieras que Yo te dé».” ”